A lo largo de nuestras entradas hemos brindado excelentes consejos para encontrar la mejor pintura para interiores, decoración, colores, y tips según la iluminación del espacio. Sin embargo, es momento de hablar de exteriores, especialmente aquellos que son difíciles de pintar como las paredes de piedra. Entonces, si en tu hogar cuentas con una o varias superficies de este estilo (en interiores o exteriores), te invitamos a seguir leyendo.
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Escoge un color adecuado
Como lo hemos explicado anteriormente, el color es la clave del ambiente del espacio que decores, por lo que tendrás que evaluar el tamaño y la luminosidad de la instancia. De ser un espacio pequeño, te recomendamos utilizar un color claro que le proporcione claridad y amplitud al espacio. En el caso de áreas grandes, estarás en toda la disposición de jugar con cualquier tono.
No obstante, debes tener en cuenta el color de la piedra sobre la cual vas a pintar, pues si se trata de una roca oscura y deseas aplicar un color claro, tendrás que hacer uso de varias capas para lograr el resultado deseado.
Prepara la superficie
La piedra es una superficie susceptible a acumular impurezas, por lo te aconsejamos limpiarla muy bien antes de empezar a pintar. Para ello, los expertos recomiendan una mezcla entre agua y detergente fuerte, la cual puedes aplicar con ayuda de un cepillo de cerdas duras, de modo que eliminen el polvo acumulado en las juntas de las piedras, pintura resquebrajada, excesos de cemento y tierra.
También es posible utilizar una mezcla con agua y vinagre, ya que el vinagre es una sustancia sumamente funcional a la hora de retirar impurezas de la superficie, y además promueve la adherencia de la pintura.
Elimina el óxido de la piedra
En algunos casos es común que la humedad del entorno o las propiedades mismas de la piedra causen que ésta adquiera manchas de óxido (color cobrizo), las cuales perjudican la adherencia y el color de la pintura. Para evitar que esta reacción desmejore tu hermosa pared, puedes utilizar jugo de limón y esparcirlo sobre la superficie con una esponjilla. Posteriormente es necesario dejar el jugo reaccionar con la ayuda de la luz directa del sol durante cinco minutos. (Recuerda utilizar guantes para no manchar tu piel).
Si las manchas persisten, o se trata de una superficie interior, lo más aconsejable es comprar un producto comercial que contenga ácido oxálico.
Sella las fisuras
Recuerda que la piedra natural debe tener ciertas aberturas por entre las cuales pueda ingresar y evaporarse el agua, de modo que no se dañe la pintura. Sin embargo, sí es fundamental sellar las grandes fisuras que puedan causar un enorme consumo de pintura y causen un acabado desigual.
Para esto, es posible conseguir productos sencillos de aplicar, los cuales necesitan de 12 a 24 horas de secado para garantizar que la superficie esté correctamente sellada.
Aplica la base
Los expertos en decoración afirman que la roca es una superficie difícil de tratar, pues al principio tiende a presentar un buen acabado, pero al cabo de un tiempo, la pintura se empieza a resquebrajar.
Para evitar esto, es fundamental el uso de una base que permita una excelente adherencia y duración de la pintura. Empero, debes tener presente que la base varía según la superficie a tratar, pues si se trata de una pared en interiores, es recomendable utilizar un producto a base de látex, pero de ser una pared exterior, la mejor alternativa es un producto a base de acrílico.
¡A pintar!
Pintar paredes de piedra es más divertido que una superficie normal, ya que no se aplica la teoría de dar brochazos en una sola dirección, ya que la forma y la porosidad de la roca necesita que la pintura viaje en diferentes sentidos.
Recuerda dejar secar cada mano antes de aplicar la siguiente, y utiliza brochas pequeñas y pinceles para cubrir los espacios más difíciles de alcanzar.